Fallece el poeta Gonzalo Rojas

21.05.2011 02:02

Fallece a los 93 años el poeta chileno Gonzalo Rojas

El escritor, premiado con el Miguel de Cervantes, entre otros, sufría de un problema cerebrovascular.

Notimex y DPA. Publicado en la Jornada, México DF, 25/04/2011 07:35

Santiago. El poeta chileno Gonzalo Rojas, quien recibió el Premio Miguel de Cervantes en 2003, falleció hoy lunes a los 93 años de edad tras sufrir el 22 de febrero pasado un accidente cerebrovascular, informó la familia del escritor.

El también Premio Nacional de Literatura 1992 vivía en Chillán, distante 400 kilómetros al sur de Santiago, donde permaneció los primeros días tras agravarse su estado de salud, pero el 12 de marzo pasado fue trasladado a esta capital.

El hijo del escritor, Gonzalo Rojas-May, dijo a periodistas que su padre murió a las 06:15 horas locales (09:15 GMT) de este lunes en compañía de su familia.

Entre las obras más conocidas de Rojas, que nació el 20 de diciembre de 1917 en la localidad de Lebu, 660 kilómetros al sur de Santiago, se encuentran La miseria del hombre (1948), Contra la muerte (1964) y Poesía Esencial (2006), entre otras.

Además del Premio Miguel de Cervantes y el Premio Nacional de Literatura, el poeta de la llamada “Generación de 1938” fue galardonado en 1992 con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y también con el Premio Octavio Paz en 1998.

Rojas, que integró el surrealismo chileno, estudió Pedagogía y Derecho en la Universidad de Chile, fue académico y ocupó los cargos diplomáticos de consejero cultural en China (1970-1971) y encargado de negocios en Cuba (1972-1973).

Luego del golpe militar contra el presidente constitucional chileno Salvador Allende en 1973, el vate se exilió en la hoy extinta República Democrática Alemana, donde estuvo hasta 1975, tras lo cual radicó en Venezuela hasta 1980, y luego en Estados Unidos hasta 1994.

En Estados Unidos fue académico de las universidades de Columbia y Chicago, entre otras casas de estudios, labores que desempeñó hasta 1994, cuando regresó a Chile para radicar en la sureña ciudad de Chillán.

Las obras de Rojas, considerado uno de los grandes poetas chilenos del siglo XX, están traducidas al inglés, alemán, francés, portugués, ruso, italiano, rumano, sueco, chino, turco y griego. El gobierno, tras destacarlo como uno de los grandes poetas chilenos y latinoamericanos del siglo XX, decretó duelo nacional, en medio de prepativos para velarlo en el Museo de Bellas Artes.

El ministro de Cultura chileno, Luciano Cruz-Coke, manifestó que "el presidente Sebastián Piñera y su gobierno lamentan profundamente la muerte de este destacado poeta".

Por su parte, el titular de Educación, Joaquín Lavín, dijo que Chile perdió "un gran poeta y una gran persona".

Murió el poeta surrealista del amor y la muerte...

El poeta chileno, uno de los últimos surrealistas vivos, murió tras una agonía de dos meses provocada por un infarto cerebral.

"Tuvo una vida maravillosa, estuvo en China, Cuba, Alemania", evocó su hijo homónimo al informar el fallecimiento del vate, nacido en Lebu, tierra de indígenas mapuches y pescadores.

Rojas fue un ciudadano del mundo que buscó en la poesía un refugio "entre el silencio y el todo", como dijo a DPA en una de sus últimas entrevistas.

Navegante del "orgasmo sagrado", cultivó en su vida amistades y distancias con César Vallejo, Pablo Neruda, Octavio Paz, Jorge Luis Borges y Vicente Huidobro.

"Ellos fundaron la identidad latinoamericana", dijo en el living de su hogar en Chillán, la tierra que lo vio crecer, emigrar y volver a la calle El Roble, cuando el mundo lo reclamaba.

"Las palabras nos las dan los dioses, las recibimos sin merecerlas", confesó reiteradamente el autor de Del Relámpago. Por ello, para él la poesía era sublime y seria. Una iluminación.

"La poesía es un respiro, es oxígeno. La vida viva", resumió en 2007 frente a una escalera sin destino que ornaba el patio de su casa. "La lírica es visión y lenguaje", insistió.

Su obra circular, en permanente búsqueda del uno en obras como Oscuro y Transtierro, fue una boda entre el tigre y la mariposa, el eros y la muerte, la estética y la vanguardia.

"¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte?", inquirió en uno de los poemas más recordados de un hombre que navegó con independencia en la Guerra Fría.

Para él, esas reflexiones sólo pueden arrastrar a las sombras y la oscuridad del modernismo. "Yo soy de la dinastía de la disidencia como Octavio (Paz) y Vicente (Huidobro)", enarboló.

Su inquietud central fue rescatar la ambigüedad y la incertidumbre, como sinos creativos de un mundo nuevo, América Latina, que busca una identidad desde su independencia.

"En América todos somos errantes" resumió alguna vez de paso frente a un espejo, que jamás recordó cómo llegó a su casa, angosta y larga, como la tierra desde donde reverdecieron sus versos.

Por lo mismo, cuestionó los dogmatismos ideológicos de Neruda, de quien dijo que "tuvo que ir a Machu Picchu a buscar un sentido a América", a diferencia de Gabriela Mistral, que lo halló en su tierra.

Pero aunque blandía temas centrales de la vida y la filosofía, sabía lo limitado de sus fuerzas. "Los poetas no escribimos más de cinco poemas que valgan la pena", resignó.

Para luego confesar, frente a una foto gigante de una mujer desnuda que engalanaba su pieza que él era amante del amor. "Yo soy un poeta de un eros carnal y sacro, sagrado de misterio".

"Es hermosa esta mujer", agregaba en un tono más personal y con una sonrisa al visitante al que mostraba su pieza en el segundo piso de su casa.

Pero en su obra, como en los heraldos negros de Vallejo, había lugar para la tragedia.

"El horror es el no aire ¿Ha visto morir a alguien? Se pone amarillo", expresó premonotorio.