Un poema es un espejo en el cual la audiencia se ve a sí misma, dice el poeta norteamericano John Giorno

22.09.2012 14:51

 

Un buen poema dicho en voz alta es como un espejo para quien lo escucha; a través de su sonoridad el poema transmite su sabiduría a la audiencia, que no sospecha que en realidad se está viendo a sí misma, a su propia mente y corazón, dice en entrevista el poeta estadunidense John Giorno.

Este actor de la palabra poética –o cantante de la musicalidad que extrae a sus versos–, considerado figura mítica del underground neoyorquino y en su tiempo pareja del artista pop Andy Warhol (1928-1987), se presentará hoy sábado en el Museo Universitario del Chopo, a las 14 horas, como parte del octavo Festival Poesía en Voz Alta.

Giorno (1936) es el protagonista de la famosa Sleep, de Warhol, cinta en la que aparece dormido y desnudo durante cinco horas. Ha colaborado y estado cerca de figuras como el escritor William Burroughs, quien vivió un tiempo en México; Patti Smith, Laurie Anderson, Philip Glass, Robert Rauschenberg y Robert Mapplethorpe.

Tiene varios libros en inglés y, en español, La sabiduría de las brujas y Me he resignado a quedarme aquí, cuenta con más de 50 grabaciones, es activista contra el VIH y practicante y promotor del budismo tibetano. Con su proyecto Giorno Poetry Systems es precursor y promotor del spoken word, la poetry slam y el performance.

 

Respiración y musicalidad

John Giorno vino a compartir su poesía hace unos 10 años, invitado por la Fundación Jumex, aunque desde hace décadas visita las playas del Pacífico mexicano junto con su pareja actual. Ahora dice estar feliz de presentarse en Poesía en Voz Alta con Everyone gets lighter.

Presentaré poemas trabajados durante este año. Es difícil explicar y describir lo que voy a hacer. Los voy a decir y a actuar en el escenario, pues los he aprendido de memoria. Mientras los escribo, los memorizo, los practico y trabajo en su musicalidad.

Dice que como artista ha trabajado mucho en la respiración. Solamente soy un poeta, no soy un músico ni un cantante. Aprendí a utilizar la respiración y a combinarla con la musicalidad de las palabras. Y entonces sale el poema.

–¿Qué diferencias percibe entre el poema escrito y el poema en voz alta, entre la soledad del poema leído y lo público del poema escuchado?

–En los pasados 50 años lo que he experimentado es que es un poema muy diferente cuando uno lo escribe para que alguien lo lea a solas, en casa por ejemplo, a cuando se escribe para decirlo en voz alta. No es algo mejor ni peor, pero la cualidad sonora que tienen los poemas es para mí muy importante.

‘‘Mi teoría de lo que es un poema es que es un espejo en el que la audiencia se ve a sí misma. Lo que hace un buen poema es transmitir esa sabiduría, la cual se hereda a través de él. Y lo que la gente ve es esa sabiduría en su propia mente y en su propio corazón. Creen que ven y escuchan un poema muy bueno, pero de hecho se están viendo a sí mismos.”

 

Influencia del budismo

–Usted ha colaborado con muchos músicos, ¿qué vínculo observa entre su poesía y la música, cómo se han entreverado?

–Es un proceso complicado porque un poema puede convertirse en una canción o en otras cosas. Yo escogí otro camino en lugar de convertirme en cantante de rock and roll, porque sabía que eso no podía ser o no iba a lograrlo. Me centré en la idea de actuar mis palabras y sacar las cualidades sonoras de los poemas, convertirlos en un nuevo tipo de canción.

Comenta sobre de qué manera ha alimentado su poesía la práctica del budismo. La influencia es enorme, he practicado el budismo durante 45 años, en la tradición budista tibetana. El budismo es más que nada trabajar con tu mente, entrenarla, lograr una gran conexión. Y como entrené mi mente, entonces mis poemas han mejorado, porque eso implica que me he entrenado a mí mismo.